Ya he comprobado mil y una veces que todo está conectado. Absolutamente todo.
Podría escribir una entrada enrollándome con mis anécdotas personales y sobre mi teoría de la conexión, pero prefiero ir al grano...
Hoy me ha pasado algo acojonante, pero muy muy ilusionante!
Esta tarde he visto a mi perro y para variar un poco, decidió que paseáramos por una de las zonas más antiguas y bonitas de la capital.
El tour estaba yendo de perlas... Todo era muy bonito; Caminábamos entre callejones antiguos llenos de encanto viejuno. Las casas tenían unos ventanales preciosos, los balcones eran muy atrayentes y los frontis enamoraban con sólo mirarlos.
Conocí uno de los antiguos teatros, el cual estaba cerrado actualmente(me dio pena ver cerrado un edificio tan hermoso), y me mostró el antiguo colegio de monjas donde él estudió -fue un gesto que me llegó dentro-.
Pudimos ver comercios antiguos que aún seguían abiertos; tiendas, un mercado, una frutería, cafeterías a las que habían dado un toque moderno...
Mientras caminábamos, se detuvo un momento y me dijo "escucha", me concentré en escuchar y pude oír la aguda y finísima voz de una mujer entonando una canción -quizás ópera... -. Su voz se oía deliciosa... "Una clase de canto", me dijo.
Mis ojos brillaban al ver tanta belleza junta... Y el caminar entre tanto rincón bucólico guiada por su mano, era la guinda del pastel.
A mitad de nuestro paseo, nos encontramos con una antigua iglesia.
Siempre me han gustado mucho; sus enormes y antiguos cuadros, las bóvedas, las cristaleras, el olor tan característico, las imágenes religiosas., el ambiente místico que tienen, sus grandes y altas paredes... Son hermosas.
Ya sabía que él no es creyente, pero no pude reprimir las ganas de entrar a verla. Le animé a entrar y me adelanté. Una vez dentro, me presigné y quedé maravillada... Era tan bonita...
Pude ver que él vaciló un poco en entrar, y cuando llegó a mi lado y lo miré, el pobrecillo tenía una cara de circunstancia que me causó gracia... "En una iglesia y yo con la camisa de Dimmu Borgir", me dijo. Acto seguido, bajo la mirada la Santa Rita, nos cogimos de la mano y caminamos por el largo pasillo. Eché un vistazo a mi alrededor: en frente estaba el impresionante altar y a los lados, los vacíos bancos de madera. Y yo, cogida de su mano.
Tuve que parar a mitad del pasillo para reirme: "Parece que nos estuviéramos casando", le dije.
Nos reímos y estuvimos observando durante un rato los rincones de la iglesia.
Cuando volvimos sobre nuestros pasos por el pasillo, él dijo con una sonrisa: "¿Ves? Ahora es cuando deberían estar los sobrinitos por aquí con los anillos".
Por mis creencias, mi forma de pensar, de ser y de sentir, lo que ha ocurrido hoy me ha parecido una anécdota verdaderamente especial.
Un mes y ocho días...
No sé qué me depara el futuro, lo único que sé es que estoy enamorada y que quiero llegar muy lejos con mi perro. Si él me coge de la mano, sin duda, iré a donde me lleve.
Este día, junto a los tres días de "experiencia piloto" quedarán grabados en mi memoria durante mucho mucho tiempo.
Amén.