Tú me hiciste daño, pero hoy fui yo la que mordió. Sé que di en tu talón de Aquiles, ¿y sabes qué? ME GUSTÓ. Disfruté haciéndolo, incluso sentí un subidón al saber que te estaba devolviendo la pelota.
Uf... y cuántas pelotas te devolvería si pudiera! Tengo tantas cosas guardadas aquí adentro que desearía escupirte a la cara... Qué tocada me dejaste.
Gracias al cielo, yo también tengo mi As en la manga. Y gracias a él, tu nombre cada día se difumina más y más.
Ojalá pueda devolverte poco a poco todas las pelotas... Ojalá!
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